Si tuviera que decir una palabra, diría Plomo.
Voy a trastocar un poco mi cabeza:
el sueño me suplica que no tiemble, que no permita girar en contravía las agujas de mis párpados.
La sed me tiene harto, por eso me mantengo en pie, inspirando a cada instante bocanadas de cenizas.
Me permito derramar unas lágrimas y bebo de los fragmentos picados y retorcidos para mantener la cordura.
Harto, el mundo me basta, lo observo, lo palpo, lo violó.
Los instantes previos al vuelo y los abrazos rotos me sucumben, me condenan y me juzgan desintegrando mi vanidad.
Amo este aroma y no hablo del aroma de ella, hablo de este aroma, el nauseabundo retrete del ser.
Tomás I. Ruiz L