"Al lector:
Cada día mas ajeno al tacto y la sutileza. Sinceridad fluctuante y palpable; el silencio y la ausencia de ojos iluminan grafemas malditos, dagas que se infiltran y penetran hasta el fondo los ojos lectores, desgarrando el iris, fragmentando las pupilas y desbaratando cada instante de afecto, cada desinteresada mirada y cada pasaje imaginario. Son así estas absurdas líneas, sin ninguna pretensión más que una inconciente egolatría, palpitante en cada trazo y símbolo; imágenes que yacerán yertas sobre el césped de cada cerebro, en el desierto gris e incalculable de la memoria, asqueroso y sediento juez.
M.C.
PDT: Desecha pues estos versos sobreescrítos."
Tomás I. Ruiz L.
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